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RABALIANO.
1. adj. Perteneciente o socio de la asociación que recuerda la memoria de Paco.
2. Dicese de aquel que es premiado por su relación artistica y humana con Paco.
3. Dícese tambien de aquel que sigue con pasión, la vida y obra de nuestro Paco.
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miércoles, 23 de diciembre de 2009

Paco Rabal, 1984


Artículo de Miguel Ángel Blaya Mengual, presidente de la Asociación Cultural "Milana Bonita.Paco Rabal en el recuerdo".(Foto:La Actualidad de Águilas)


A muchos nos parece que fue ayer, pero en este 2009 que está a punto de terminar se cumple el 25 aniversario de la concesión a Paco Rabal del Premio Nacional de Cinematografía, instaurado por el Ministerio de Cultura en 1980 en reconocimiento “a la aportación más sobresaliente en el ámbito cinematográfico español durante el año anterior a su concesión, o labor profesional desarrollada durante ese mismo año”.

En aquella quinta edición, y por primera vez, se concedió a un actor. Sus predecesores fueron nada más y nada menos que dos directores de los grandes de España, Carlos Saura y Luis García Berlanga; Rafael Azcona, tal vez el mejor guionista que ha tenido, hasta el momento, el cine español; y un artesano del montaje fílmico, Pablo González del Amo.
Se convirtió Rabal, de esta manera, en el primer actor que recibía el más alto galardón cinematográfico de nuestro país que en las veinticuatro ediciones posteriores solamente ha sido otorgado a Carmen Maura (1988), Fernando Fernán Gómez (1989), Fernando Rey (1990), Rafaela Aparicio (1991), María Luisa Ponte (1992), Marisa Paredes (1996), Mercedes Sanpietro (2003), Javier Bardém (2008) y Maribel Verdú (2009).
La trayectoria que, tal vez, acabó con aquel reconocimiento arrancó, pese a no ser un papel de protagonista principal, en la versión cinematográfica de la novela de Camilo José Cela, “La colmena”, dirigida por Mario Camus, en 1982, y premiada con el Oso de Oro en el Festival de Cine de Berlín, y como mejor película en el Festival de Cine de Alejandría, así como por el Circulo de Escritores Cinematográficos.
Allí comenzó su despegue definitivo y con él, una tras otra, las prodigiosas interpretaciones de Rocabruno, en “Epílogo”, Ginés, de Bullas, en “Truhanes”, o la que supuso el culmen de su carrera, la del inolvidable Azarías en “Los Santos Inocentes”.

También están fechadas en aquella época películas en las que Rabal seguía brillando: “Teresa de Jesús”, de Josefina Molina, para TV; “Los zancos”, dirigida por Carlos Saura; y la premiada por Fotogramas y en los Festivales de Cine de Troia y Montreal, “Padre Nuestro”, con Francisco Regueiro en la dirección y acompañado por Fernando Rey.
En un universo con tanta estrella, en cuanto a películas y premios se refiere, no pudo faltar el astro de aquel Premio Nacional de Cinematografía, otorgado por el Ministerio de Cultura, cuyo titular era Javier Solana, y la Dirección General de Cinematografía que en aquel momento tenía al frente a Pilar Miró. El jurado que tomó la decisión de elegir a Paco Rabal estuvo compuesto por Carlos Saura, Mario Camus, el montador Pablo G. del Amo, el dramaturgo y guionista Fermín Cabal, y los críticos de cine Cesar Santos Fontela, Diego Galán y Antonio Kirschner.
Si aquel año 1984 fue el primero en el que un actor recibía el citado premio, veinticinco años después, celebrando tal efeméride, también por primera vez ha concedido la Asociación Milana Bonita, su galardón de “Rabaliano institucional” al Ministerio de Cultura, que envió a Ignasi Guardans, director general de Cinematografía y Artes Audiovisuales, a recoger la acreditación.
Pero este año es como es, o sea, un tanto especial, al igual que para nuestro actor fue aquel 1984, Y en vez de un rabaliano, ha habido dos, pues no era cuestión de aparcar el de siempre, el que viene otorgándose ya desde hace ya seis años y cuya nómina la engrosan Ginés García Millán y Jordi Rebellón, José Sacristán, Juan Luis Galiardo, el director José Luis García Sánchez y Terele Pávez.
Y este año, aprovechando una pausa laboral, que es como hay que coger, con lazo, a quienes pueden ostentar la nominación rabaliana, Sancho Gracia, que se autodenomina como “el único que queda de los tres golfos de la noche madrileña tras la muerte de Paco Rabal y Fernán Gómez”.
Sancho y Paco se apoyaron mutuamente cuando se necesitaron entre sí. Primero el uno; después, el otro. Y ahí comenzó una relación que posteriormente se amplió al terreno laboral y acabó estrechándose en profundos sentimientos de amistad y casi familiaridad. No en vano, como “mi hermano mayor” define Sancho Gracia a Paco Rabal.
No es fácil reunir en un acto, organizado sin grandes presupuestos pero sí con tremendas vocaciones, a un alto cargo ministerial y a dos consagradas figuras de la interpretación como Terele Pávez y Sancho Gracia. Algo parecido, y nunca suficientemente valorado, al extraordinario elenco de personalidades de la farándula, los platós y la prensa nacional más altamente especializada en la cosa interpretativa, que desfiló por Águilas en aquella gran semana, dirigida por Pedro Guerrero, que la Universidad del Mar le dedicó a Paco Rabal hace cinco años.
Total, una velada rabaliana que si ya, siempre, venía resultando especial, cada vez por algo diferente, en esta ocasión no ha bajado el listón.

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