Miguel Ángel Blaya, Presidente de la Asociación Milana Bonita.Paco Rabal en el recuerdo.(Publicado en "La Opinión de Murcia" 21.03.2012)
La Asociación Milana Bonita, cuyo único objetivo es mantener vivo el recuerdo de y a Paco Rabal, sigue convencida de que en su figura –persona, actor total, como lo calificó Tamayo, intérprete versátil donde los haya, rapsoda, ...- convergen todos los elementos que lo hacen acreedor a un centro de interpretación. La definición de éstos, sus actividades, destinatarios, metodología y objetivos conforman el marco auténtico para mostrar temáticamente la vida y obra de este insólito e irrepetible personaje.
Así se lo expusimos a las formaciones políticas –PSOE y MASd- que durante la última campaña electoral municipal se interesaron por nuestra actividad y aspiraciones. Los socialistas, incluso, lo incluyeron en su programa electoral y, ante el incierto destino del legado de nuestro actor, decidieron llevar el tema al pleno municipal del pasado mes con la solicitud de que se intente conseguir para Águilas el destino final de ese legado. Y vieron aprobada la moción aún cediendo al cambio de la denominación propuesta por la de museo.
En Milana Bonita, y ahora con la fuerza del referendo de la asamblea general de socios, seguimos fieles a nuestra propuesta inicial. Y no inventamos nada nuevo. Ya existen, entre otros, los dedicados a Ramón y Cajal en Ayerbe, a Armando Palacio Valdés en Entralgo-Laviana, o a Miguel Servet en Villanueva de Sigena; en Jerez de los Caballeros también presumen de tener un centro de interpretación dedicado a Vasco Nuñez de Balboa, descubridor del Pacífico; y lo mismo han hecho con Luis Buñuel en Calanda, que aún figurando con el nombre de CBC –Casa Buñuel de Calanda- funciona con los mismos patrones que los ya relacionados; sobre él se dice que “es un centro de interpretación gratamente sorprendente, como Buñuel y sus creaciones”.
Todos ellos reúnen singularidades que no encajan en otro tipo de escaparate. Los centros de interpretación tienen como objetivo, además de mostrar y exponer su contenido abiertamente, facilitar un aprendizaje inventivo con la finalidad de que el visitante capte todos los aspectos interrelacionadamente; para eso están las herramientas didácticas que aportan las nuevas tecnologías y los programas multimedia.
Interpretar significa ofrecer todos los aspectos de algo o de alguien para que el visitante se informe motivándose para saber más sobre lo interpretado; y esto sólo se logra ofreciendo todo el contenido de manera sucinta y seductora. No en vano, los eruditos en la materia –la red es inmensa y está al alcance de todos- defienden que los centros de interpretación son “uno de los recursos de referencia para la trasmisión de la cultura” y tienen como objetivo crear en quienes acuden a ellos una sensibilidad, conciencia, entusiasmo y compromiso hacia lo interpretado. En este caso, el universo rabaliano.
De Francisco Rabal no puede decirse sólo que fuera un gran actor. Ni siquiera que fue el más internacional pese a haber vivido en una época muy alejada de la actual explosión mediática. De Rabal se puede decir, sin temor al equívoco, que supuso la más clara y flagrante muestra de versatilidad, habiendo dado vida a docenas de personajes, distintos y distantes, que por su variedad y heterogeneidad impiden enmarcarlo en un perfil concreto y recurrente para encarnar el perfil de un género único.
El Centro de Interpretación Francisco Rabal, dedicado a lo que ha supuesto y supone su vida, obra y otros aspectos no menos interesantes, sería un núcleo referencial destinado a ejercer una función globalizadora de todos los aspectos, mostrándolos explicativamente tanto a personas con un interés concreto en el actor en particular y en el cine, el teatro o la televisión en general, como a quienes quieran entrar y conocer de otra manera al personaje enmarcado en su labor profesional. Y en el entorno de su tierra, con las características rurales y mineras de su cuna de nacimiento.
Hay material suficiente –y si se logra que su legado se quede entre nosotros, más todavía- para instalar todo lo que un centro de interpretación precisa para serlo:
- Una o más exposiciones permanentes con los premios y trofeos que, junto a varios cuadros de pintores reconocidos, ya regaló en vida para disfrute de su pueblo y de sus gentes, fotografías, fotogramas, carteles de sus películas, manuscritos, cartas, versos y trovos escritos por él y dedicados a él, el sonido de obras de teatro divulgadas por la radio, etc. Y todo ello, como se apuntaba anteriormente, mostrado –material o digitalizadamente, o en ambos formatos- de manera didáctica y para el disfrute de todas las sensibilidades.
- Una mediateca que facilite la consulta, a través de las tecnologías multimedia, de fondos documentales de todo tipo, desde sus interpretaciones hasta los cortos realizados por él, interesantes intervenciones suyas al margen del aspecto laboral…
- Un espacio para exposiciones temporales que, no ceñido al séptimo arte y abriéndose a la creación plástica en general, podría ser la sala de exposiciones que Águilas no tiene y necesita.
Sobre el Centro de Interpretación Ramón y Cajal se lee, en folletos y en la red, que “permite impulsar una gran obra abierta, dinámica, generadora de ideas y proyectos alrededor de la figura de….”. Pongámosle a esta descripción el nombre de Francisco Rabal. De cine.
No se obvie la función divulgativa de este tipo de instalaciones. En todos ellos existen unos puntos de recepción que informan, también, sobre la población, sus aspectos de interés y su entorno en general, actuando como focos tremendamente atractivos para el turismo cultural.
Estos centros suelen estar ubicados en rehabilitados palacetes, vetustas casas señoriales y algún histórico edificio declarado BIC. En Águilas no existe nada de esto y ahí, en el continente, estriba uno de los problemas para la consecución de la infraestructura necesaria. Desconocemos si se estaría a tiempo -aprovechando que todavía no han concluido las obras para su remodelación y por ser el lugar ideal- de recomponer y reorganizar la distribución interior de la Casa de la Cultura que lleva el nombre del actor.
En cualquier caso, y para acertar en el continente y en el contenido de una infraestructura de estas características, la creación del Centro de Interpretación Francisco Rabal -necesario e ineludible por lo que supone el actor y su obra, así como para Águilas- necesita ineludiblemente el concurso de muchísima voluntad y no menos sensibilidad. Llegado el momento y considerada útil la colaboración de Milana Bonita, nuestro apoyo está sobre la mesa.
Así se lo expusimos a las formaciones políticas –PSOE y MASd- que durante la última campaña electoral municipal se interesaron por nuestra actividad y aspiraciones. Los socialistas, incluso, lo incluyeron en su programa electoral y, ante el incierto destino del legado de nuestro actor, decidieron llevar el tema al pleno municipal del pasado mes con la solicitud de que se intente conseguir para Águilas el destino final de ese legado. Y vieron aprobada la moción aún cediendo al cambio de la denominación propuesta por la de museo.
En Milana Bonita, y ahora con la fuerza del referendo de la asamblea general de socios, seguimos fieles a nuestra propuesta inicial. Y no inventamos nada nuevo. Ya existen, entre otros, los dedicados a Ramón y Cajal en Ayerbe, a Armando Palacio Valdés en Entralgo-Laviana, o a Miguel Servet en Villanueva de Sigena; en Jerez de los Caballeros también presumen de tener un centro de interpretación dedicado a Vasco Nuñez de Balboa, descubridor del Pacífico; y lo mismo han hecho con Luis Buñuel en Calanda, que aún figurando con el nombre de CBC –Casa Buñuel de Calanda- funciona con los mismos patrones que los ya relacionados; sobre él se dice que “es un centro de interpretación gratamente sorprendente, como Buñuel y sus creaciones”.
Todos ellos reúnen singularidades que no encajan en otro tipo de escaparate. Los centros de interpretación tienen como objetivo, además de mostrar y exponer su contenido abiertamente, facilitar un aprendizaje inventivo con la finalidad de que el visitante capte todos los aspectos interrelacionadamente; para eso están las herramientas didácticas que aportan las nuevas tecnologías y los programas multimedia.
Interpretar significa ofrecer todos los aspectos de algo o de alguien para que el visitante se informe motivándose para saber más sobre lo interpretado; y esto sólo se logra ofreciendo todo el contenido de manera sucinta y seductora. No en vano, los eruditos en la materia –la red es inmensa y está al alcance de todos- defienden que los centros de interpretación son “uno de los recursos de referencia para la trasmisión de la cultura” y tienen como objetivo crear en quienes acuden a ellos una sensibilidad, conciencia, entusiasmo y compromiso hacia lo interpretado. En este caso, el universo rabaliano.
De Francisco Rabal no puede decirse sólo que fuera un gran actor. Ni siquiera que fue el más internacional pese a haber vivido en una época muy alejada de la actual explosión mediática. De Rabal se puede decir, sin temor al equívoco, que supuso la más clara y flagrante muestra de versatilidad, habiendo dado vida a docenas de personajes, distintos y distantes, que por su variedad y heterogeneidad impiden enmarcarlo en un perfil concreto y recurrente para encarnar el perfil de un género único.
El Centro de Interpretación Francisco Rabal, dedicado a lo que ha supuesto y supone su vida, obra y otros aspectos no menos interesantes, sería un núcleo referencial destinado a ejercer una función globalizadora de todos los aspectos, mostrándolos explicativamente tanto a personas con un interés concreto en el actor en particular y en el cine, el teatro o la televisión en general, como a quienes quieran entrar y conocer de otra manera al personaje enmarcado en su labor profesional. Y en el entorno de su tierra, con las características rurales y mineras de su cuna de nacimiento.
Hay material suficiente –y si se logra que su legado se quede entre nosotros, más todavía- para instalar todo lo que un centro de interpretación precisa para serlo:
- Una o más exposiciones permanentes con los premios y trofeos que, junto a varios cuadros de pintores reconocidos, ya regaló en vida para disfrute de su pueblo y de sus gentes, fotografías, fotogramas, carteles de sus películas, manuscritos, cartas, versos y trovos escritos por él y dedicados a él, el sonido de obras de teatro divulgadas por la radio, etc. Y todo ello, como se apuntaba anteriormente, mostrado –material o digitalizadamente, o en ambos formatos- de manera didáctica y para el disfrute de todas las sensibilidades.
- Una mediateca que facilite la consulta, a través de las tecnologías multimedia, de fondos documentales de todo tipo, desde sus interpretaciones hasta los cortos realizados por él, interesantes intervenciones suyas al margen del aspecto laboral…
- Un espacio para exposiciones temporales que, no ceñido al séptimo arte y abriéndose a la creación plástica en general, podría ser la sala de exposiciones que Águilas no tiene y necesita.
Sobre el Centro de Interpretación Ramón y Cajal se lee, en folletos y en la red, que “permite impulsar una gran obra abierta, dinámica, generadora de ideas y proyectos alrededor de la figura de….”. Pongámosle a esta descripción el nombre de Francisco Rabal. De cine.
No se obvie la función divulgativa de este tipo de instalaciones. En todos ellos existen unos puntos de recepción que informan, también, sobre la población, sus aspectos de interés y su entorno en general, actuando como focos tremendamente atractivos para el turismo cultural.
Estos centros suelen estar ubicados en rehabilitados palacetes, vetustas casas señoriales y algún histórico edificio declarado BIC. En Águilas no existe nada de esto y ahí, en el continente, estriba uno de los problemas para la consecución de la infraestructura necesaria. Desconocemos si se estaría a tiempo -aprovechando que todavía no han concluido las obras para su remodelación y por ser el lugar ideal- de recomponer y reorganizar la distribución interior de la Casa de la Cultura que lleva el nombre del actor.
En cualquier caso, y para acertar en el continente y en el contenido de una infraestructura de estas características, la creación del Centro de Interpretación Francisco Rabal -necesario e ineludible por lo que supone el actor y su obra, así como para Águilas- necesita ineludiblemente el concurso de muchísima voluntad y no menos sensibilidad. Llegado el momento y considerada útil la colaboración de Milana Bonita, nuestro apoyo está sobre la mesa.
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